Leo sobre los pueblos Mapuche-tehuelche en la Patagonia.
Escribo:
«Durante las diversas olas de conquista en la Patagonia, la población indígena fue saqueada, hecha pasar hambre, violada, capturada, asesinada, sufrir epidemias, , secuestrada y exhibida en circos en varias ciudades de Europa y en museos en Buenos Aires. Los que sobrevivieron fueron obligados a reducciones en la región semiárida y menos fértil de la estepa patagónica. Los mapuches y tehuelches fueron convertidos en trabajadores agrícolas o enviados como mano de obra barata a las ciudades».
Veo imágenes.
Fotografía del joven yámana Maish Kensis, quien muere prisionero en el Museo de La Plata en 1894. Su cuerpo estuvo en exhibición, durante 122 años, en la sala de antropología biológica del Museo de La Plata, hasta que fue identificado y retirado de vitrina por el colectivo GUIAS, el 22 de agosto de 2006.
Leo. Los caciques Inakayal, Foyel y sus familias fueron llevados a Buenos Aires por el investigador Perito Moreno, quien es celebrado como un héroe nacional, y fueron mantenidos como prisioneros en el museo hasta sus muertes temprana. Leo que fueron obligados a participar en diversas tareas, incluida la construcción del museo, como objetos de investigación para estudios antropológicos. Sin su consentimiento fueron sometidos a mediciones, experimentos y fotografías. Muchos de ellos murieron en el museo. Sus restos fueron inmediatamente incluidos en las colecciones y expuestos como “objetos” en vitrinas visibles a los miembros de sus familias que aún estaban vivos.
Es doloroso leer. Es doloroso escribir. Es doloroso ver imágenes. Tengo que recurrir al arte para sobrellevar el dolor en el alma. Pienso en un poema que escribí hace un tiempo:
Mi abuela murió.
La casa susurró su nombre por un tiempo.
Luego una violenta tormenta
se llevó la casa,
los naranjales y limoneros,
el pozo de agua,
el campo,
incluso su nombre.
Ninguna huella de su vida vivida quedó.
Dios mío, ¿quién hace algo tan cruel?
Los amos de las guerras, me susurró la abuela.
Esta mañna me hice la misma pregunta al ver una publicación en Instagram sobre un palestino obligado por soldados israelíes a desnudarse en medio del campo mientras trabajaba.
¿Quién hace algo así?, me pregunté.
Esta es típico de los colonizadores, respondió mi amiga Sumaya en Instagram.
Sí, las potencias coloniales en todos los tiempos han hecho cosas así. El genocidio ocurre una y otra vez. Y otra vez. Se cometen trocidades con total impunidad.
Y en los últimos días confirmamos que las reacciones o sanciones al genocidio se determinan según dónde se comete el crimen, cómo se ven las víctimas y cuántos amigos poderosos tienen los verdugos.
Lo único que nos queda es la memoria.
No debemos olvidar.
En Argentina decimos «Ni olvido ni perdón». Es nuestra poderosa manera de expresar que la injusticia sufrida no será olvidada ni perdonada. Lo ocurrido no pasará desapercibido, los acontecimientos serán recordados y se luchará para que los culpables no queden impunes.
Mi deseo en esta «Semana de los Pueblos Originarios» (19-25 de abril), que tiene como objetivo visibilizar la situación de las comunidades indígenas en cada país de América Latina, es la desaparición de todas las formas de colonialismo y colonización.